martes, 18 de junio de 2013

Garganta Lóbrega 24-5-13



Después del parón que ha causado en el blog la acumulación de actividades referentes a la formación en Técnico Deportivo de Montaña en la que me hallo, voy a intentar ir poniendo esto al día poco a poco.

Para ello tenemos que remontarnos al remoto abril, donde todavía intentábamos dar las últimas pinceladas a la temporada invernal, con poco éxito, como podremos ver en esta entrada.

Esta vez no quiero dar detalles sobre el objetivo, porque como no lo encontramos, todavía sigue pendiente como proyecto, así que aún no desvelaremos la incógnita y esperaremos cerrar esta historia el invierno que viene.




Después de un viaje que nos llevó toda la tarde, ya que había mucho paisaje y pueblos que contemplar por el camino y tampoco teníamos prisa, llegamos al refugio de la Albarea, último punto al que podíamos llegar con el coche y donde habíamos previsto pasar la noche.

Nos levantamos para empezar a caminar con la salida del Sol, y pudimos ver como se desperezaba el bosque.





Llegamos al final de la pista ya con plena luz, la cual sería necesaria para acertar con el camino correcto, casi borrado en algunos tramos.



A punto de adentrarnos en la garganta.

No podiamos evitar sobrecogernos ante el misticismo que emanaba el entorno, sumado a las historias que habíamos oido sobre la garganta Lóbrega.



Uno de los famosos puentes, que por suerte pudimos evitar.

Ya solo caminar por allí era una gran actividad en si misma.


Y el paseo se dejaba disfrutar, aunque fuera con el equipo a la espalda.


Cruzar el río fue lo más comprometido que hicimos ese día...

Dejamos la senda para aproximarnos al objetivo, pero las horas pasaban, el terreno empeoraba y no parecía tener intención de volverse vertical...
Por aquí ya no disfrutábamos tanto...

Así que tuvimos que tomar la decisión de darnos la vuelta, la aproximación que estimábamos de dos horas se había convertido en 4, lo que no dejaba tiempo alguno para escalar...

Por este puente si hubo que pasar...

Aunque no encontramos lo que fuimos a buscar, descubrimos una zona mágica a la que seguro volveremos para mucho más que escalar. Mucho queda por visitar en la zona sur de Gredos y los atípicos pueblos extremeños que allí habitan.

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