lunes, 6 de mayo de 2013

Cuerda de la Peña Carbonera hasta la Peña de Francia. 21-04-2013


Desde la primera vez que me acerqué a la Peña del Huevo y a la Peña Carbonera, se me antojó la cuerda que une ambos picos y que confluye en la Peña de Francia. Y en esta época de entrenamientos en la que intento encontrar la motivacion realizando proyectos pendientes, pronto le tocó el turno a esta empresa.

El corto viaje y la corta aproximación a la cuerda la convertían en el objetivo perfecto para un domingo de esos que no apetece madrugar ni hacer muchos kilómetros conduciendo solo. Así que dejé todo preparado y levatándome a intempestivas horas, conseguí ponerme en marcha a una hora que me permitió por los pelos acabar a tiempo, nada mas y nada menos que a las dos de la tarde.

Salí de la Alberca direccion al mirador de las Batuecas, y tras practicar un rato en unas pedreras, me subí por fin a la cuerda, acertando justo a la altura del Alto de los Bardales. 

Desde el Alto de los Bardales.

Ya se veía toda la ruta, y como la zona desconocida todavía estaba lejos, en seguida puse rumbo hacia la Peña del Huevo, comenzando con la cuerda en sí.

Aguja en las inmediaciones de la Peña del Huevo.

La cima de la Peña del Huevo era visita obligada, y tras la agradable trepada, tocaba comer algo y visitar los secretos de la cima.

El acogedor Belén de la cima. 

Desde la Peña del Huevo era imposible evitar la pista, así que por ella seguí hasta pasada la cumbre de Peña Carbonera, cuya cumbre obvié por ahorrar tiempo. 
En cuanto pude dejé la pista, pues pasaba por debajo de la cresta, y mi objetivo era crestear todo lo posible, llegando a uno de los tramos más caóticos, con cortados que había que evitar haciendo grandes zetas.

Vista atrás para observar los verticales cortados que tuve que sortear.

Solo quedaba otra subida para tener de frente mi objetivo final: el Paso de los Lobos, pues la cima de la Peña de Francia no se decidiría hasta comprobar que el horario era adecuado.

Muy cerca ya de la Peña de Francia.

Hacia atrás, con la Sierra de Béjar y Candelario al fondo.

Seguí la cuerda, que cambiaba de dirección para enfilar la bajada al Paso de los Lobos.

Muy cerca ya.
¡Y por fin llegué al Paso de los Lobos!
La cumbre de la Peña quedó descartada, pues ya era tarde (más de las 5 de la tarde) y subir y bajar hubiera hecho que se me hiciera de noche, y todavía me quedaba una larga bajada de vuelta a La Alberca.

En el Paso de los Lobos.

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