martes, 15 de abril de 2014

Entre lagunas de Gredos... Enero 2014.


Siguiendo con las ganas de Gredos, y de pegarnos un buen atracón antes de mi marcha, repetimos comarca al fin de semana siguiente, aunque esta vez elegimos la zona salvaje y no tan frecuentada. Ya eramos 3 en compañía...

Si adentrarse en la zona más occidental de Gredos conlleva más horas de aproximación, ya no digamos si quieres subir por un sitio y bajar por otro... Y eso fue justo lo que queríamos hacer.

Madrugón de los buenos y hacia la Nava, no había salido el Sol y ya caminábamos hacia la laguna homónima. Y su salida no nos trajo buenas noticias...

Nubes, niebla, y una fina lluvia constante eran el marco en el que ascendíamos, esperando que arriba el tiempo fuera mejor... Aunque con estas vistas:



Bastaron unos minutos de Sol para ponernos las pilas otra vez

Aunque luego se volvió a cubrir.

Y a salir el Sol, esta vez parecía que iba a ser la definitiva...

Pero no...

Por fin llegamos a la laguna de la Nava, entre sol y niebla, y una vez ahí tocaba decidir que hacer.
La opción que traíamos de casa era bajar a Caballeros, para luego pasar por la Covacha y bajar hacia el Barco, pero las dudas respecto al tiempo en la subida nos habían entretenido de más, así que decidimos pasar al Barco directamente, y, si podíamos, coronar el Alto del Corral del Diablo. 

Esta canal fue la manera elegida de subirnos a la cresta.

Para algunos, era de las primeras veces en este tipo de terrenos, pero no se les notó...

Subiendo...

Subiendo...

Y Miguel Ángel disfrutándolo mucho!

Ya arriba!

Unas pocas palas más nos dejaron en la cresta, y otra vez comenzó a nublarse, aunque de vez en cuando el cielo nos dejaba ver las vistas, y fotos como la de portada.


Camino a la cumbre.

Y por fin!

Desde el Alto del Corral del Diablo, más por intuición que por otra cosa, pusimos rumbo en la niebla a donde creíamos que estaría la laguna del Barco, o de Galín Gómez

Y acertamos!

Había que celebrar que estábamos abajo... tan a gustito!

Aunque cubierto, las nubes ya estaban por encima de nosotros.

Merienda en el chozo y para abajo, ya conscientes de que acabaríamos de noche...

A meternos en la niebla otra vez...

El cielo se vestía de rojo...

Por suerte, se hizo de noche cuando ya habíamos dejado atrá el terreno más alpino y solo hubo que seguir la senda que, primero por la parte baja y luego por la parte alta de la garganta, nos volvió a dejar en el punto en el que se bifurcan las gargantas de la Nava y la del Barco.

¡Celebrando la llegada!

Una vez he subido a la laguna del Barco por su garganta, aunque tres han sido las que he bajado por ella, y las tres de noche... ¿Será costumbre ya?



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