Desde que empecé con esto de la montaña un poco más en serio, ya fijé mi vista en este pico, el úlrimo de la Sierra de Béjar, y siempre lo recuerdo igual: unas veces nevado, otras no, pero siempre con una nube sobre su cima. Lo que iba dejando para más tarde la hora de subirlo, pero desde que, buscando la ruta, ví que se subía prácticamente todo por pista, me fijé el objetivo de subirlo corriendo o casi, y más o menos fue lo que pasó.
Por fin llegó el día en el que lo ví claro, así que salí yo sólo en dirección hacia Hervás.
De camino. y viendo el buen día que hacía, me tentó la alta montaña, así que cambié los planes sobre la marcha y subí a la plataforma de el Travieso, dispuesto a cambiar el Pinajarro por el Torreón, y quién sabe si después acercarme al Pionajarro por la cuerda.
Pero justo cuando me disponía a empezar a andar, ví subir unas nubes desde la otra vertiente de la sierra que, si seguían creciendo, iban a arruinar todas las vistas, así que me metí de nuevo en el coche y seguí con el plan establecido.
Finalizó la pista para coger un camino de vacas por un pinar, para más tarde salir a los pastos y escoberas en los que había algunas vacas que me hicieron dar un par de rodeos, que yendo solo no me apetecía tener sustos.
Las últimas vistas hacia atrás antes de internarme en la niebla.
La línea de hitos rodeaba la línea de máxima pendiente por la derecha, dejando a la izquierda un muro de piedras, y comenzó lo realmente duro de la ascensión, y tambiñen llegué a la línea de niebla, no lo bastante espesa, por suerte, para ocultar los hitos.
Siempre a la derecha del muro de piedra (que llega hasta la misma cima) acabó la bajae scoba para dar paso a la pedrera, una pequeña trepada entre bloques, y me planté en la cima.
Sabía que era la cima por la altitud que marcaba el gps y por un hito un poco más grande... porque la niebla lo invadía todo.
Aunque no lo parezca... cima!!
Comencé la bajada, y una vez en la pista Heidi, la seguí sin coger el "desvío" campo a través en dirección a la presa de Hervás, con lo que acabé bajando por el camino que baja de la chorrera.
Aunque la jornada se me hizo más larga y agotadora de lo previsto, no por ello fue menos disfrutona, ir sólo a la montaña siempre tiene ese toque diferente que te hace disfrutar y percibir todo de manera diferente. Y concentrarte solamente en la montaña.
Lo de correr... se hizo lo que se pudo... la primera subida en línea recta campo a través me dejó bastante tocado para el resto del día. Aunque para cuando volví a cogir la pista de bajada, pude enfilarla al trote hasta llegar al pueblo.
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