domingo, 17 de marzo de 2013

El Corral del Diablo

Campamento

Este invierno está yendo de aprovechar ventanas de buen tiempo en un mar de lluvia y nieve, aunque tardías, muy bienvenidas, así que terminamos febrero escapándonos al circo conocido como el de "El Corral del Diablo". Uno de esos rincones mágicos y casi secretos de Gredos, tan lejanos en tiempo y espacio que poca gente visita, y menos en invierno. 

Hace ya muchos años que pasé una noche a orillas de la Laguna de la Nava, y aunque recordaba la aproximación larga y sufrida, tambien recordaba la sensación de alivio al ver la pequeña presa que da paso al circo en todo su esplendor, y todas las sensaciones se repetieron, la presa resultó ser el lugar perfecto para montar el campamento todavia con luz suficiente como para maravillarnos de las líneas de hielo que se dibujaban por doquier.

Pasamos más miedo por el frío que podíamos pasar, que por el frío mismo, pues luego no resultó ser para tanto una vez dentro del saco. Y las bajas temperaturas nos permitieron quedarnos en la tienda hasta que casi les dió el Sol. No había prisa y teníamos todo el día por delante. 

Desayuno al Sol.

Rápidamente concretamos la línea que ya habíamos intuido el día anterior, con salida a la cresta y con intención de coronar la cima del Alto del Corral del Diablo.

Nuestra vía.

El primer largo consistió en coger inclinacion, y ya al final la nieve blanda dejó paso al hielo en algunos tramos.

Cogiendo inclinación.

Montamos reunión para asegurar a Alejandro en el primer largo de hielo, un corredorcillo con un par de resaltes interesantes.

Álex antes del paso clave del largo.

Ángel llegando a la reunión.

Salimos a una gran campa de nieve, con algo de hielo en su parte superior, así que tiré yo de primero a ver que había más arriba, pero ya parecía que la vía se iba acabando.

Segundo "largo".

Nos desencordamos y pusimos rumbo a la arista, buscando la zona en la que la amenazante cornisa de nieve  fuera menos pronunciada.

Ángel y yo, casi arriba. 

Una vez en la arista, el camino a cima era evidente, aunque la cima resultó esar detrás de la que creimos en un principio.

Contentos en la arista. 

Ascendíamos sin darnos cuenta, maravillados por las vistas de todo Gredos: El Circo de la Laguna Grande, Sierra Llana, Los Campanarios, Huraco, Azagaya, Covacha, y toda la parte Sur de la sierra de Béjar y Candelario...

Yo en la cima,

Ángel,

Álex,

y los tres!!!

Otra fina arista nos hizo perder altura hasta que estuvimos a la altura de las tiendas y nos dejamos caer por las laderas del circo, buscando el camino entre canales nevadas, en las que el descenso es tan agradable después de todo el día subiendo...

Cuando estábamos en cima pudimos consultar el parte meteorológico por teléfono, y nuestras previsiones se confirmaron, para el día siguiente daban nevadas y ventiscas, de hecho, desde cima ya pudimos ver como el circo de la Nava era el único reducto de Gredos que todavía no estaba seriamente amenazado por las nubes. 
Así que recogimos el campamento y pusimos rumbo garganta abajo hasta uno de los refugios que hay en su inicio, para pasar la noche más resguardados y, ya al día siguiente, afrontar el último tramo del descenso. 

Tras una noche de viandas y lumbre, comprobamos que nuestra decision había sido acertada, pues la ventisca colaba nieve hasta en el refugio, por debajo de la puerta.

La garganta de la Nava, en plena tormenta. 

Proseguimos nuestra marcha al pueblo de La Nava del Barco, durante la cual el tiempo fue mejorando, aunque la tormenta nos iba pisando los talones...

Descendiendo...

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