9 de junio. Picos de Valdesangil
No es que la actividad sea poca últimamente, que podría ser más, pero como tengo pocas o ninguna foto de ella, he estado esperando a ver si hacía algo con buen material fotográfico, pero al fina me veo obligado a "tirar de archivo" y juntar unas fotos de hace un tiempo con las fotos que me han llegado de la carrera a la que asistí en Valdesangil el día 14.
Con motivo de dicha carrera, me entró el gusanillo de correr por la zona de Valdesangil, y pronto supe por donde: hacer toda la cuerda del valle de Valdesangil, subiendo por el Cancho Bermejo y cresteando hasta bajar por los Carabancheles.
Comencé la subida por el camino que lleva al Cancho Bermejo, y una vez ahí, bordeandolo por la derecha, seguí hacia arriba hasta llegar a lo alto del Cabezón y puse dirección noreste por la cuerda, dirección al Risco Gordo. Mencionar el pedazo vivac que hay en sus inmediaciones, con cuadros de la virgen y todo....
Desde ahí, se sigue por el Puerto del Valle, hasta el pico más alto de la zona, el Cabeza Gorda.
En el vértice geodésico del Cabeza Gorda, con la sierra de Béjar y Candelario al fondo
Vista de Béjar, Candelario y la sierra desde el Cabeza Gorda.
Desde ahí, no hay más que dejarse caer dirección sur, hasta que la vegetación se espesa un poco y se hace un poco más difícil la progresión, menos mal que de vez en cuando aparece algún hito para salvarnos de las zarzas.
Cuando estaba un poco perdido, en lo alto de una roca, vi un descuelgue que me sonaba, y exactamente, fui hacia él y descubrí que era el descuelgue de la vía "El descanso del guerrero". ¡Había ido a dar justo donde quería!.
Desde ahí, ya solo bajar por el camino mil veces recorrido hasta el pueblo de Valdesangil. Donde me junté con Carlos, Elena y Mar, para pasar la tarde escalando en Callejones.
14 de julio. Cros de montaña "Picos de Valdesangil"
Llegó el día y parecía que los astros no estaban alineados... Poco o ningún entrenamiento previo, no muchas ganas, por la tarde, calor, pocos participantes... Menos mal que parte del recorrido era conocido.
Apenas 40 minutos de carrera y de sufrimiento, se notaba el descanso que me he dado a principios de verano, y la hora tonta del día, con la comida por ahí pululando todavía.
Llegando a lo alto del Risco Gordo.
Pero ya se sabe, lo que no mata, te hace más fuerte. Y al menos me sirvió para ponerme las pilas otra vez.
Bajando, con el Cabeza Gorda al fondo.
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